La variación de energía en fibromialgia se manifiesta de una forma particular. Existen días donde se amanece bien, con energía, con una baja presencia del dolor. Ese día decides aprovecharlo para hacer tantas cosas como puedas, cosas que por el intenso dolor no hiciste. Y aunque persisten dolores en distintas partes del cuerpo, te das cuenta que no te limitan en ese momento. ¡Qué felicidad!
Pero también existen días donde no se puede cargar ni con un tenedor, es como si te hubieran quitado la pila del cuerpo. El desánimo se hace presente y el dolor continuo manifestándose de forma crónica y constante.
¿A qué se debe estos “días malos”?
La fibromialgia tiene un curso fluctuante, es inevitable que cada día sea diferente, no hay un patrón estable. Sin embargo, existen varios factores que conducen a ese déficit de energía:
No tener un sueño de calidad. Durante la noche es necesario que el dolor permita el descanso. La presencia constante del dolor hace que el cuerpo este el movimiento y no se pueda mantener una sola postura, por eso, dormir es casi un milagro. Debemos echar mano de herramientas que nos permitan rebajar el nivel de tensión. Algunos recursos al alcance de todos son: la práctica de respiración, audioguías de relajación, técnicas de imaginación, etc
Falta de control de emociones. Las emociones juegan un papel muy importante. Hay que aprender a gestionar la ansiedad, el miedo, la angustia, para evitar así, el incremento de la intensidad del dolor y posibles trastornos como la depresión. No podemos llegar a situaciones de un nivel de estrés elevado que pongan a prueba nuestro equilibrio mental y físico. Para ello es adecuado tener un buen repertorio de habilidades sociales que nos ayuden a enfrentarnos a estas situaciones de estrés e incertidumbre.
Exceso de actividad. Cuando el dolor es bajo, se aprovecha para hacer toda clase de actividades que otros días no son posible. Pero si nos excedecemos en esos quehaceres, la energía se desgasta rápidamente. Debemos aprender a gestionar esa energía y repartirla a lo largo del día. Más vale hacer un poco todos los días que hacerlo de una vez y quedar en cama varios días por un brote de dolor ante el exceso de actividad.
Mala higiene del sueño. Ver la televisión en la habitación, mirar las redes sociales… Para poder conciliar un sueño adecuado, debemos tener una buena rutina de descanso. El primer paso es no realizar actividades estimulantes antes de acostarse ya que solo ayudan a incrementar la actividad del cerebro y por tanto, lo aceleran. Esto provoca insomnio, ansiedad, cansancio, etc.Una buena pauta es dejar el teléfono a un lado, realizar respiraciones profundas, repasar los sucesos positivos que hemos vivido ese día, incluso, poner música relajante. Nuestro cerebro agradecerá este nivel de relajación lo que se traducirá en un sueño reparador.
Las rutinas son muy importantes para la consecución de los objetivos que nos propongamos. Una disciplina precisa nos ayudará a sentirnos mejor y combatir los factores que influyen negativamente en nuestro día a día.
Nora Vecino. Psicóloga
Muy cierto¡¡¡¡ asi es como me siento y es muy frustante estar asi, y si son dias de mucho dolor y ya ni sabes que hacer para que se quite, ni el descando lo aminora¡llevo años asi y visitando miles de Drs. y nada funciona por completo