El Día de la Salud es una gran oportunidad para reflexionar sobre nuestro bienestar y adoptar hábitos que mejoren nuestra calidad de vida. No obstante, es fundamental reconocer que más allá de la prevención, existen personas que conviven diariamente con enfermedades crónicas, como es el caso de la Fibromialgia y Fatiga crónica. Para ellas, este día también representa un significado especial, brindándoles un espacio para alzar la voz, dar visibilidad a su realidad y generar conciencia sobre los desafíos diarios que enfrentan.
La fibromialgia sigue siendo una enfermedad poco comprendida, a pesar de que estudios indican una prevalencia del 4% en población mayor de 20 años. El dolor crónico, la fatiga extrema y otros síntomas, que en muchos casos no pueden medirse de manera objetiva en diagnósticos, convierten el autocuidado en un desafío constante para quienes lo padecen.
Por ello, desde AFIBE consideramos que la salud no se limita únicamente a la prevención y el cuidado, también implica acompañar, comprender y apoyar a quienes ya tienen una enfermedad, es tener calidad de vida independientemente de tus condiciones y un acceso pleno a recursos que la garanticen. Este día también es una invitación a la autorreflexión y empatía, elementos fundamentales para poder construir una sociedad más informada y comprometida con la salud de todos.
En este contexto, la forma en que una persona con una enfermedad crónica afronta el Día de la Salud depende de sus necesidades individuales y los desafíos a los que se enfrenta. Lo importante es abordarla con realismo, sin presiones externas y con el objetivo de sumar bienestar, tanto físico como emocional.
El autocuidado es clave para afrontar la enfermedad de manera realista y sin presiones. Más que imponer cambios bruscos que pueden resultar abrumadores, lo más importante es escuchar al cuerpo y encontrar un equilibrio entre lo recomendado y lo que realmente beneficia a cada persona. Ajustar la rutina de forma progresiva y dar prioridad tanto a la actividad moderada como al descanso. Técnicas como el pilates o el mindfulness son ideales para estas dinámicas.
En este proceso de ajustes, es importante tener en cuenta que cada pequeño avance tiene gran valor. Se trata de crear una rutina que favorezca el bienestar sin crear una carga, reforzando así la motivación.
A su vez, es importante aprovechar los recursos que se ofrecen, existen espacios que permiten acceder a información actualizada, recibir orientación profesional o participar en actividades que te proporcionen nuevas herramientas o enfoques. Estos ayudan a profundizar en el conocimiento de la enfermedad al mismo tiempo que proporcionan un entorno de apoyo.
Adaptar estos consejos a las propias necesidades y reconocer los límites personales permite de esta semana una oportunidad, como hemos dicho, para reforzar el autocuidado y la calidad de vida.
Del mismo modo, cobra mayor importancia fomentar la autosuficiencia y aprender a diferenciar entre límites reales y barreras autoimpuestas. Dentro de los desafíos que plantea la fibromialgia, el movimiento adecuado y adaptado puede contribuir a un alivio del dolor y a una mejora en la calidad de vida.
El secreto está en buscar pequeñas acciones que generen bienestar, manteniéndose activo dentro de las posibilidades individuales y adoptando una actitud positiva. La felicidad no radica en la ausencia de síntomas, sino en la capacidad para mantener un equilibrio, adaptando la vida a las circunstancias sin renunciar al bienestar propio.
Jenifer Morán