La fibroniebla o niebla del cerebro es una de las quejas más comunes de las personas con fibromialgia y síndrome de fatiga crónica.
Esta disfunción cognitiva supone un gran impacto en su vida diaria y en ocasiones, puede llegar a ser tan incapacitante como los síntomas físicos. En la niebla mental o fibroniebla, una pequeña parte de las neuronas “se apagan” de forma momentánea, de ahí, esa sensación de “quedarse en blanco”.
Los síntomas más comunes son:
- Dificultad para recordar palabras o dar un uso incorrecto de ellas.
- Olvido, incapacidad para recordar lo que ha leído o escuchado.
- Desorientación espacial, se tiene problemas para recordar dónde están las cosas.
- Incapacidad para prestar atención a más de una cosa.
- Confusión y dificultad para concentrarse, problemas de procesamiento de información.
- Dificultad para realizar operaciones matemáticas sencillas, recordar número de telefóno, etc.
La niebla del cerebro, en general, es peor cuando el dolor empeora. Además, puede verse agravada cuando se está ansioso, agobiado o tenemos una sobrecarga sensorial.
Es importante darse cuenta de que la fibroniebla refleja una enfermedad no un cerebro enfermo. Al igual que debemos aprender a gestionar la energía física, también debemos entrenar nuestras capacidades cognitivas.
Pequeños hábitos para mejorar los síntomas
El primero no puede ser otro que entrenar nuestro cerebro. Crear una rutina de ejercicios mentales nos ayudará a mantenernos activos mentalmente. Debemos buscar el momento adecuado, donde estemos más activos o despiertos.
Ya sean sudokus, rompecabezas, juegos mentales o una lectura, debemos dedicar diariamente un tiempo a trabajar nuestras capacidades cognitivas.
Hacer descansos es nuestro mejor aliado. Cuando sentimos que no podemos pensar con claridad es el momento de descansar unos minutos. Busca un lugar tranquilo, alejado de ruidos y despeja tu mente.
Mejorar la calidad del sueño. Los extremos nunca son buenos, por lo que dormir 12 horas o por el contrario 4h, será perjudicial para nuestra salud física y mental.
Realizar actividad física moderada, ideal para oxigenar el cerebro y concentrarnos plenamente en una tarea.
Pero el mejor hábito que podemos crear es el de aprender a relajarnos, no desesperarse. Hay que procurar mantener la calma ya que si nos irritamos o enfadamos, los síntomas empeorarán. Es adecuado practicar la meditación, controlar nuestra respiración y volver a tomar el control.
Ahora que sabemos como enfrentarnos a los síntomas que produce la fibroniebla, solo queda ponerlos en práctica.
Nora Vecino López. Psicóloga.